El Concepto del Tiempo en la Psicoterapia: en
busca del Kairos
Mtra. Laura Franco Scherer
“Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa que se
hace debajo del sol…” Eclesiastés
¿Qué es la psicoterapia?
Entendemos por psicoterapia el arte por medio del cual
el psicoterapeuta promueve que el paciente haga conciencia de sus propias
vivencias para asimilar los retos que la vida le impone. Las vivencias son
tiempo pasado, la conciencia es tiempo presente y la preparación para los retos
se orienta –idealmente- para anticipar un mejor futuro. Eso nos lleva a la
reflexión sobre la concepción del tiempo en la terapia. Al decidir iniciar un
proceso terapéutico con frecuencia pensamos en la duración de la terapia, contamos
las horas, los días, las semanas y a veces los años que puede durar un tratamiento.
Nos preocupa que el tiempo invertido vaya de acuerdo con el costo de la terapia,
pues no dejamos de tener en mente que “el tiempo es oro”. Buscamos terapias que
alivien, que sanen, que enseñen a resolver problemas asertivamente y sobre
todo, que tengan efectos permanentes. Sin embargo, además del tiempo contable
parece haber otro tiempo en la terapia, uno más escurridizo y difícil de captar
y que en un momento dado puede definir el rumbo de la misma, o acaso su término.
Me refiero al tiempo del “insight”, del “darse cuenta”, del “¡ahá!”. Es aquí en
dónde quiero detenerme, en la concepción de este otro tipo de tiempo.
El tiempo en la historia
La
noción de tiempo ha estado presente desde el inicio de la civilización humana.
Para las culturas primitivas el tiempo era divino y se relacionaba con el
movimiento cíclico de la tierra y del orden cósmico. Los primeros sistemas de
medición del tiempo, los calendarios, aparecieron junto con la agricultura para
enmarcar los cambios estacionales del clima y los ciclos divinos de la
naturaleza. Para los griegos el tiempo era un tema que generaba discusión y
provocaba crear nuevas teorías. Era entendido como un número para definir el movimiento
del antes y el después y calcular el continuo temporal. De ahí surgieron
conceptos como finito e infinito, medible e inconmensurable, momento y
eternidad. Durante el cristianismo y hacia la edad media, el tiempo perdió su
condición divina y subsistió como una percepción subjetiva que se plasmó en el
arte: en la presencia inmóvil del arte pictórico; en el orden y ritmo de la
música; y en la sucesión literaria de los hechos. Del renacimiento al tiempo
presente, con la física, la mecánica y la termodinámica, la medición del tiempo
hizo a un lado la percepción subjetiva; la tecnología, la máquina y la entropía
se hicieron presentes. La unidad abstracta marcada con precisión y regularidad
por los relojes, antes mecánicos hoy digitales, trajo a la sociedad moderna una
nueva organización laboral, económica, social y familiar: turnos de trabajo,
horarios de comidas, días laborables, días de descanso. Como si el imperativo
fuera hacer coincidir de manera sincrónica las necesidades humanas como si
fueran una sola. Pronto la ciencia sabrá cuándo se originó el Universo, la
fecha exacta del Big Bang, la edad del Sol y en un futuro, anunciará con
exactitud, cuando se acabará todo.
Rescate del
significado del tiempo
A lo largo de la historia la noción del tiempo perdió su
cualidad sagrada como reflejo de lo eterno. Pasó de ser un testigo del orden
cósmico y de la permanencia universal, a ser el vigía de un camino que va en
una sola dirección: del nacimiento a la muerte. Parte del rescate de la
concepción divina del tiempo, como una especie de retorno a lo sagrado, inicia
con el Psicoanálisis de Freud en donde es el tiempo de vida, marcado por las
etapas de desarrollo del niño, el que define al individuo. El tiempo pasado nos
determina y su rescate nos salva, nos cura. Más adelante, la Psicoterapia
Gestalt de Perls girará en torno a la revalorización del tiempo presente, el
aquí y el ahora, un tiempo difícil de aprehender, en donde conciencia, acción,
libertad, responsabilidad y experiencia se suceden a un mismo tiempo. Las
Psicologías Existencial y Transpersonal, buscarán recuperar el valor y sentido
de la vida teniendo en mente siempre el desenlace del tiempo futuro: la muerte
inevitable. De aquí que el tiempo en la psicoterapia se refiera a enfoques
teóricos distintos. ¿En dónde centrarnos? ¿Hacia cuál orientarnos?
El mito del
Tiempo
¿Cuál es
entonces el tiempo qué importa, el tiempo verdadero? La concepción del tiempo
no puede ser más significativa que la planteada por la mitología griega, basada
en una trilogía divina. Por un lado está
Aión, el dios del tiempo absoluto y perfecto representado por la
eternidad. Aión no tiene duración, ni principio ni fin, es la totalidad
simultánea de todos los tiempos. Se puede identificar con la concepción
judeo-cristiana de Dios. Aión es lo eterno que se diferencia de Kronos, lo
temporal. Kronos se presenta propiamente como el dios del tiempo con una dimensión
medible y limitada. Kronos aparece como una sucesión cronológica y ordenada de
datos, números, hechos; es el dios del envejecimiento que lleva al hombre de la
mano de la vida hacia la muerte. Es el tiempo que la sociedad moderna trata de
ahorrar con tanto ahínco. Finalmente,
y sin tener un paralelo con algún concepto occidental actual, está Kairos,
un dios menor. Es el tiempo visto como el momento favorable, la oportunidad
ideal. Un tiempo que no se puede aprehender, un tiempo irregular. Para los
antiguos griegos, Kairos se refería a un intervalo de tiempo relativamente
breve, que no es el instante presente y medible del que manan Aión y Kronos,
sino el momento adecuado o favorable, que surge de la oportunidad. Es el tiempo
de las intenciones y de los fines. Es el tiempo de la actividad humana y de las
decisiones.
Kairos
Me interesa rescatar la importancia de Kairos, porque enmarca la
cualidad de la libertad humana. Al ser un momento de elección, no se puede
relacionar con el azar o la suerte, aunque tampoco es predecible. Kairos es el instante fugitivo que
hay que atrapar en el momento para aprovecharlo y requiere que estemos atentos
sin bajar la guardia. Es el instante propicio para la acción de lo conveniente,
en donde el ser uno mismo, el ser auténtico, puede traer beneficios. Kairos es
hijo de Zeus y de Tijé (diosa de la fortuna). Se representa como un joven que
sostiene una balanza desequilibrada en la mano izquierda y sus pies son alados,
lo que lo hace escurridizo y difícil de atrapar. Kairos, como Hermes el
mensajero de los dioses, vuela para unir dos mundos: el del tiempo medible y el
de la eternidad en un solo instante. Kairos tiene las siguientes
características:
1) Es único,
irrepetible y excepcional. Nunca es presente, pertenece al pasado o al futuro.
Como no se puede medir, no es racional. Uno nunca se pregunta cuándo es el
momento preciso para enamorarse simplemente se enamora. Kairos es el tiempo del
amor.
2) No está en
el mundo exterior de la naturaleza, ni tampoco al mundo interno del alma, más
bien se sitúa entre ambos. Kairos se
refiere tanto al tiempo como al espacio cuando son captados en una situación,
en un instante. Como el artista cuando es
atrapado por la inspiración. Kairos es el tiempo del arte y la creación.
3) Es el
tiempo favorable para la decisión. Se relaciona con la vida práctica, porque
hay que saber aprovechar el momento y no dejarlo pasar, ni actuar a destiempo
para alcanzar el objetivo perseguido. Un nadador no da su mejor brazada de
acuerdo a un plan en su agenda, lo hace porque es oportuno. Kairos es el tiempo
del reto.
4) El momento
de Kairos no es causal, ni lógico. Con él
no se puede hacer ciencia porque no es regular. Nunca se sabe cuando
empieza ni cuando termina. La inspiración del místico en oración nunca se
anuncia al llegar. Kairos es el tiempo del espíritu, del misticismo y la
trascendencia.
El tiempo en
la psicoterapia
Volviendo al
rescate sagrado del tiempo, desde la óptica de la Psicoterapia Humanista,
Kairos parece ser el tiempo preciso
para la acción terapéutica, misma que debe manifestarse en el momento exacto
para promover en el paciente un instante de “discernimiento”, un “darse cuenta”,
que lo lleve al cambio exitoso. Ese es el tiempo que el terapeuta debe buscar
en la terapia y olvidarse de Kronos. ¿Cuándo sabemos que estamos frente a
Kairos? Eso es algo que no se puede predecir. El terapeuta tiene que observar
al paciente y observarse a sí mismo y estar listo para arriesgarse en busca de
la oportunidad. Sólo en el espacio terapéutico podemos ser como el lente de la
cámara del fotógrafo que busca el momento preciso para captar la imagen que el
paciente no puede ver de sí mismo y que le reflejará quién es en verdad en ese
preciso instante del tiempo. Sólo en el tiempo de Kairos el terapeuta puede ser
empático, auténtico e incondicional, y estar con todo su ser frente al ser del
otro en un momento único del tiempo: un momento amoroso, creativo, lleno de
retos y de gran misticismo.
BIBLIOGRAFÍA:
BIBLIA.
Libro del Eclesiastés.
CEBALLOS
HORNERO Alberto. Categorías del análisis temporal en la historia: Chrónos y
Kairos, en: www.tesisenxarxa.net/TESIS_UB/AVAILABLE/TDX-0127104-130021//TESISCEBALLOS.pdf
HEIDEGGER, Martín. (1999). El Concepto del tiempo. Trotta, Madrid.
NÚÑEZ, Amanda. Los pliegues del tiempo: Kronos, Aión y
Kairos, en: www.paperback.es/articulos/nunhez
RÍSQUEZ, Fernando. Psiquiatría y Homeopatía. Jain Publishers, La
India.
SHINODA, Bolen J. (2006). El Sentido de la enfermedad. Kairos,
Barcelona.
SOTO Rivera Rubén. Universidad de Puerto Rico. Tólma-Kairos como el
momentum noogenesíaco de la segunda hipóstasis de Plotino, en: www1.uprh.edu/rsoto/sotorive.pdf
WIKIPEDIA, en: wikipedia.org/wiki/Kairos y es.wikipedia.org/wiki/Chronos
excelente abrazos
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